En
una tribu indígena, que a lo largo de muchas generaciones vivió en
una reserva, nació un niño a quien pusieron por nombre «Corazón
Alado». ¿Por qué así? Porque en aquel día el amanecer fue como
un presagio: las nubes, iluminadas por el sol, se parecían a alas
solares que abrazaban todo el cielo.
Creciendo,
aquel muchacho se dio a conocer no como un indígena común y
corriente, sino como aquel que tenía tres grandes dones: sanar,
saber y volar.
El
jefe de la tribu estaba muy contento con los dos primeros dones y los
usaba a menudo. Por ejemplo, al muchacho le preguntaban cómo se
debería actuar en una u otra situación difícil, y él daba
respuestas-profecías exactas que siempre se cumplían. Si una
persona se enfermaba en la tribu, también siempre llamaban a Corazón
Alado y, según la Voluntad de los Jefes Divinos no encarnados, esta
persona era sanada.
¡No
obstante, al muchacho mismo le alegraba más su don de volar!
¡Durante el vuelo él se experimentaba completamente libre! ¡Las
fronteras de la reserva y la gravitación desaparecían y no le
limitaban más!
¡Esto
era tan simple y tan maravilloso! ¡En cierto momento, él
experimentaba la salida del sol dentro de su pecho y convertía sus
brazos, conectados con su corazón espiritual, en Alas infinitas de
Luz debajo de las cuales estaba sólo el Océano Reluciente sobre el
Cual él podía planear!
¡Así
Corazón Alado tenía la libertad de estar donde quisiera!
A
menudo él iba a una meseta montañosa. En tiempos antiguos, cuando
su pueblo aún era libre, esta meseta era su lugar sagrado. Lo
consideraban sagrado porque aquí era posible comunicarse de una
mejor manera con los Grandes Jefes. En este lugar —a lo largo de
muchos siglos— su tribu tomaba decisiones importantes.
Ahora
esta meseta pertenecía a los hombres de piel clara, quienes no la
usaban en absoluto por no haber encontrado en ella nada valioso. Sólo
unos viajeros solitarios visitaban de vez en cuando aquel lugar para
apreciar la belleza del paisaje que se abría desde aquella altura.
A
Corazón Alado le gustaba estar aquí en la meditación. Él podía
ver los Rostros Relucientes de los Grandes Jefes de la humanidad y
hablar con Ellos.
Y
cada mañana podía contemplar cómo el sol subía sobre el horizonte
e iluminaba el panorama de las montañas con su luz vivificante.
Corazón
Alado podía planear en aquella luz solar allí, donde sólo las
águilas vuelan. O podía sumergirse en aquellos espacios de Luz no
material en los cuales el alma, libre de su envoltura corporal, se
convierte en el Fuego Divino. Y entonces el Poder Infinito de la
Luz-Fuego se vuelve tu esencia.
Los
Grandes Jefes le enseñaron a Corazón Alado muchas cosas.
Ellos
le mostraron las etapas que el alma debe cubrir en su desarrollo para
poder entrar en la Consciencia Divina y realizar el Vuelo de la
Libertad.
Además,
Ellos abrieron ante Corazón Alado las páginas de la historia de la
Tierra. Allí él vio las imágenes que contaban sobre la venida de
los Mensajeros Divinos al planeta. ¡Estos Mensajeros llegaban en
diferentes épocas y a diferentes pueblos trayendo la misma Verdad de
siempre! No obstante, las personas la tergiversaban creando a su
gusto unas u otras creencias.
Una
vez los Grandes Jefes se reunieron en la meseta y dijeron a Corazón
Alado:
«Llegó
el tiempo en el que debes empezar la misión para la cual fuiste
encarnado en la Tierra. Debes encontrar e iniciar en el Conocimiento
Superior a doce personas, varones y mujeres, que seguirán entregando
el Gran Conocimiento a la gente. Ellos deben ser almas preparadas
para aceptar este Conocimiento. Entre ellos, habrá hijos de esta
tierra de piel clara.
»¡Todas
las personas son iguales ante el Gran Poder de Dios! ¡Y ahora
comienza la época en la cual deben obtener el único Conocimiento
verdadero! ¡Deben aprender a percibirse ante el Único Poder de
Dios! ¡Pues en todos ellos vive una Partícula de este Poder! ¡Se
acerca una nueva época! ¡Para ti es el tiempo de empezar!
»¡Así
que, debes encontrar doce personas!».
«¿Tan
pocas?», preguntó Corazón Alado.
«¡¿Pocas?!
¡Muchas! ¡Lo entenderás cuando empieces a buscar!».
Corazón
Alado decidió comenzar su búsqueda entre los indígenas.
Visitó
diversas tribus, pero el agravio y el odio hacia los conquistadores
encadenaron muchas almas. Fue difícil encontrar a aquellos que
quisiesen obtener la libertad no a través de la reconquista y la
venganza, sino a través del amor a los demás y la
autotransformación.
Sin
embargo, en algunas tribus todavía conservaban el conocimiento de
sus antepasados, los hijos libres de la tierra libre. Los que poseían
aquel conocimiento eran osados y llenos de tranquilidad. Ellos no
tenían miedo a la muerte, respetaban la vida y vivían en armonía
con la naturaleza. Ellos no consideraban el Mundo del Espíritu
Divino como una ficción y estaban dispuestos a escuchar las palabras
de los Grandes Jefes.
Corazón
Alado les decía: «¡Los Grandes Jefes, Quienes siempre tratan de
transmitir la Verdad a las personas, me enviaron a muchas tribus para
recordar lo que Ellos saben, pero que la gente olvidó!».
Los
indígenas le creían fácilmente. Pues vieron que Corazón Alado
podía volar, saber y sanar y les traía el Gran Conocimiento de sus
antepasados.
Entre
los indígenas, Corazón Alado encontró a los que eran dignos de
recibir la iniciación en el Conocimiento Superior.
El
tiempo pasaba. Corazón Alado comenzó a buscar entre la gente de
piel clara aquellos que pudieran comprender el conocimiento sobre el
significado de la existencia, sobre los Grandes Jefes de la
humanidad, sobre la Libertad y el Poder del Creador. No obstante,
tropezó con serias dificultades.
Cuando
decía a la gente de piel clara lo que sabía sobre Dios, ellos no le
creían y a menudo le maldecían.
Cuando
volaba, ellos se asustaban observando «algo imposible» y comenzaban
a dispararle con sus escopetas.
Cuando
sanaba a los enfermos, se olvidaban de lo más importante que él
mostraba y trataban de darle dinero simplemente.
¡Pero
si las personas no comprenden las causas de sus enfermedades, se
enfermarán más y más fuertemente generación tras generación!
¡Pues una enfermedad es el resultado de la ausencia de armonía
entre el alma humana y Dios! ¡Mediante esta enfermedad, Dios indica
al alma que ella tiene un problema que debería haber resuelto hace
mucho tiempo! ¡Y el propósito principal de la sanación consiste en
descubrir y cambiar la causa de la enfermedad y entonces el efecto
cambiará por sí mismo!
El
don de sanación permitió a Corazón Alado ayudar a unos pocos de
entre los pieles claras en la comprensión del significado de la vida
y de la muerte y en la comprensión de las leyes del Poder. Pero él
no logró encontrar aquellos que pudieran percibir el Conocimiento
Superior.
Una
vez Corazón Alado vio una chica de piel clara en la meseta. Ella
estaba contemplando la salida del sol de la manera como lo hacen los
libres del espíritu. Un viento suave acariciaba su cabello dorado.
En una profunda tranquilidad interior, la chica observaba el sol
naciente no sólo con los ojos físicos, sino también con el alma.
Ella amaba este sol, esta tierra, estas aves que planeaban en la
inmensidad…
En
ella no había nada de una persona amanerada que exclama: «¡Ah, es
tan hermoso!», y enseguida dirige sus pensamientos hacia algo
diferente, hacia algo vano y superficial. ¡Esta chica realmente
sabía vivir en armonía con la Belleza!
Salió
el sol. Ella le sonrió una vez más y se dirigió por un sendero
hacia la ciudad.
En
aquel momento apareció Corazón Alado, pero ella no se asustó.
Él
le dijo:
«Yo
vi cómo usted contemplaba el sol, Johanna, y ahora necesito hablar
con usted. ¿Me permite?».
«¿De
dónde me conoce?».
«¡Tengo
tres dones: saber, sanar y volar!».
«¡Está
bromeando! Con todo, conoce mi nombre. ¿Y cuál es el suyo?».
«Corazón
Alado».
Johanna
quedó inmóvil por un momento, como si la salida del sol la
envolviera otra vez y la llevara sobre la infinita inmensidad.
Luego
estrechó la mano a Corazón Alado saludándole. ¡Desde el mismo
principio, no tenía miedo y confiaba infinitamente en este
desconocido!
Mirando
directamente a los ojos de Corazón Alado, dijo:
«¡Siempre
he soñado con que puedo apartarme un poco de la tierra y levantar el
vuelo!».
«¿Quiere
volar conmigo?».
«Sí».
Entonces
Corazón Alado la tomó en sus brazos y ellos levantaron el vuelo.
«¡Estamos
de nuevo en la tierra, pero me parece que sigo volando en un mar de
Luz y el sol se quedó en mí! ¡Me regalaste las Alas de la Luz!»,
exclamó Johanna.
«¡Es
la Luz Divina! Es allí donde planea y crece un alma desarrollada,
viendo, amando y conociendo a Aquel Que creó la Tierra, las personas
y todo lo demás en la infinidad de otros mundos materiales.
»A
Él normalmente Le llaman Dios, Creador o Poder Superior. ¡Además,
existen Aquellas Almas Grandes Que, al igual que Jesús, alcanzaron
la Unión con este Gran Poder! ¡Y cada persona debe tratar de
alcanzar lo mismo!
»¡Debemos
contarlo a los demás! ¡Necesito tu ayuda!
»¡La
gente de tu tribu no me cree! ¡Pero si tú estás conmigo,
lograremos encontrar a aquellos que también sueñan con la Libertad!
¡Y los que sueñan con la Libertad ya han dado su primer paso hacia
ésta! ¡Con lo que uno sueña puede determinar el rumbo de su vida!
¡Hay que encender el Fuego de Amor, el Fuego Divino en el propio
corazón espiritual! Y luego hay que simplemente saber en qué y cómo
es preciso trabajar y esforzarse. ¡Así un corazón simple puede
convertirse en un corazón alado!
»¡Debo
llevar este Conocimiento a las personas! ¡Debo explicarles que Dios
concede a cada uno un don superior: la posibilidad de aprender a
amar! ¡El que acepta este don obtiene la Libertad de volar usando
las Alas del Corazón en el Océano de Amor, donde Amar significa
Ser!
»¡Si
las personas aprenden a usar este don, la armonía volverá a la
Tierra! ¡Y ellos podrán aprender a ver, a experimentar y a
comprender al Creador!
»¡El
que desarrolló en sí la facultad de Amar también podrá obtener
otros numerosos dones del Gran Poder, entre los cuales están el don
de sanar, el don de saber y el don de volar!
»¡Cuando
un alma aprenda a transformarse en un corazón alado, muchas cosas le
serán accesibles! ¡Ella podrá conocer todo lo que quiera conocer
leyéndolo en el Libro de la Existencia!
»Y
entonces podrá determinar fácilmente las causas de cualquier
enfermedad corporal y explicar al enfermo cómo curarla.
»¡Y
cuando un alma logre unirse completamente con el Gran Poder, será
posible volar! ¡Para esto tendrá que simplemente levantar su propio
cuerpo con este Poder!».
El
sol se eleva cada vez más sobre la tierra e ilumina el camino para
aquellos que van a revelar a los demás el Conocimiento sobre el
significado de sus vidas, sobre Dios-Poder, sobre los Grandes Jefes
espirituales de la humanidad y sobre cómo uno puede asemejarse a
Ellos





